Desde que empecé a escribir este blog, todos los días se me vienen ideas a la cabeza para escribir un montón de cosas, lástima que no puedo dedicarme a esto en un 100%, al menos no por ahora, pero igualmente mi mente trabaja a mil.
Y anoche, repasando las facetas, me di cuenta que me faltó una, la de alumna. Muchos se preguntarán por qué la de alumna si ya soy una profesional pero sí, sigo siendo alumna, porque todos los días aprendo algo nuevo y me siento obligada a hacerlo porque no puedo quedarme con los libros que leí cuando estuve en la facultad ni con las anotaciones que hice en ese momento, ni con los trabajos que desarrollé. El mundo cambia todo el tiempo y nosotros debemos acompañar ese cambio para no quedarnos atrás, y la única forma de hacerlo, es seguir estudiando.
Me siento una persona privilegiada porque trabajo rodeada de grandes personas, mis profesores de la Universidad. Si, trabajo en la Universidad donde estudié, como consultora externa y como docente, y eso lo convierte en un privilegio doble. Cruzarme con ellos cada día, tener el placer de conversar con ellos, pedirles consejos y sugerencias, hace que mis conocimientos limitados se amplíen un poquito más cada día.
Para mi es un orgullo que el profesor a quién más temía, el Prof. Romero, sea mi jefe y vea cada día todo lo que crecí profesionalmente hablando; que mi profesor más querido, el Prof. Cuevas, con el que tuve muchas peleas me involucre en sus proyectos porque confía plenamente en mi capacidad; que uno de los profesores insignia de la Universidad, el Prof. Meyer, se cruce conmigo en sala de profesores y diga estar orgulloso porque su alumna sigue sus pasos; que mi tutora, la Prof. Cyntia que me acompañó el último año de la carrera, me diga "mi profe" y me incluya dentro de su plantel docente como un referente de la carrera; cosas que muy pocas personas tienen esa oportunidad de sentir o pasar.
Por eso, a pesar de tener un título de Licenciada en Administración de Marketing de la Universidad del Pacífico, los sigo llamando "profes", los sigo respetando tanto o más que el primer día de clases que los conocí, y me considero "una eterna alumna de la Universidad".
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